El área bursátil es un entorno por explorar

Invertir en Bolsa es sinónimo de asumir riesgos pero, midiendo nuestras decisiones y CAPACIDADES, nos puede reportar beneficios

Nadie dijo que fuera fácil. Seguramente esta nueva entrada de nuestro blog se pueda resumir en esas cinco palabras, en esa idea, aunque vamos a desarrollar muchas más. Invertir en Bolsa lleva consigo una gran labor de aprendizaje. Otra cita célebre repetida hasta la saciedad es la que acepta que el dinero no cae del cielo. Sin lugar a duda también esta frase es correcta, por lo que toca poner los pies en el suelo.

Invertir en Bolsa es una tarea que requiere de esfuerzo y constancia. Implica conocer los sectores más atractivos para cada momento, analizar nuestro techo de riesgos y asumir la nula existencia de certezas. Construir una base de conocimientos sólida, nos permitirá ir creando los cimientos de nuestra formación, pero no evitará que pueda llegar un huracán que arrase con todo. 

¿Qué es la Bolsa?

Comenzamos definiendo nuestro tablero de juego. La Bolsa de Valores es un espacio donde se produce la compraventa de acciones, títulos representativos y otros productos financieros. Hablamos de un mercado donde confluyen demandantes y oferentes de capital, resaltando el papel de los intermediarios autorizados o popularmente conocidos como brokers y traders.

¿Dónde invierto?

Aunque normalmente asociamos el entorno bursátil a la renta variable (acciones), la inversión puede destinarse a la renta fija (deuda). Las acciones consisten en unidades de las organizaciones o empresas que son puestas a disposición de los demandantes y representan una parte del capital social de las mismas. Por otra parte, en los activos financieros en renta fija sabemos, desde el primer segundo tras la emisión del título hasta el vencimiento, la cantidad que nos van a pagar. 

En caso de que los precios varíen en los mercados financieros, nos encontraremos en dos situaciones radicalmente diferentes en función de nuestra posesión. Si tenemos renta fija, la cotización del título no tendrá trascendencia alguna para nosotros pero, en caso de tener renta variable en nuestro poder, pondremos la atención en el valor de nuestra acción y en el tipo de interés en vigor.

El riesgo de invertir en renta variable es mayor que el de invertir en renta fija, pero también los márgenes de rentabilidad se pueden disparar en renta variable frente a la fija. Por tanto, a raíz de lo comentado, riesgo y rentabilidad forman un binomio inquebrantable y alcanzar el equilibrio entre ambos debe ser nuestro principal cometido

Análisis del mercedado de valores

¿Cómo funciona?

Invertir en Bolsa requiere comprender su funcionamiento. Tenemos que distinguir entre el mercado primario y el mercado secundario. El primario es el lugar donde se emiten los títulos financieros y sirve de paso previo a la negociación, que se realizará con posterioridad en el mercado secundario. Si un comprador adquiere un título en el mercado primario y quiere venderlo a un tercero, deberá dirigirse al mercado secundario para su posterior comercialización. 

Las compañías encuentran en invertir en Bolsa una forma más o menos veloz de acceder a financiación, recogiendo recursos externos con la finalidad de crecer y expandirse. Únicamente las Sociedades Anónimas (S.A.) pueden cotizar en Bolsa, ofreciendo sus resultados de forma pública.

La figura del broker y del trader

Dos agentes esenciales para invertir en Bolsa. El broker o corredor de Bolsa, consiste en una entidad financiera que ejecuta órdenes de compraventa, facturando sus servicios a través de la correspondiente comisión. A nivel de seguridad, se trata de agentes que cuentan con licencias para operar en los mercados bursátiles

Un trader analiza la trayectoria de las compañías, y determina las acciones a llevar a cabo en función del cómo y cuándo se vaya a proceder a la compra de títulos. El trader opera según las reglas marcadas por el broker y únicamente cobrará sus servicios si la venta de la acción se produce por un importe mayor que el de compra. 

La Bolsa es un potente canalizador de inversión productiva ofreciendo una herramienta rápida de converitr activos en liquidez, por lo que la participación de ambos proporciona un respaldo de seguridad jurídica al proceso.

¿Dónde invertir?

Invertir en Bolsa no implica exclusivamente trabajar con acciones. Disponemos de una variada amalgama de productos financieros. Los Bonos están a la orden del día, siendo un medio de prestar dinero a compañías públicas y privadas con poco riesgo y rentabilidad.

Sin entrar al detalle, existen otras variantes algo más complejas, como son los Futuros y las Opciones. Los primeros otorgan el derecho a recibir a la fecha de fin de contrato, el activo vinculado y su venta consistirá en la entrega del activo obteniendo la compensación acordada. Por otro lado, las Opciones dotan de un derecho al comprador para vender o comprar al vencimiento el activo, a un precio negociado de antemano. 

También tenemos que poner el foco en la coyuntura económica de cada momento. Si hablamos de la situación actual, sectores que han copado históricamente una gran parte del pastel, como el de las aerolíneas o el de los cruceros, se encuentran en grandes dificultades a consecuencia de la crisis sanitaria y del correspondiente impacto de las restricciones a la movilidad de pasajeros. En caso de no requerir de una rentabilidad a corto plazo, parece una posibilidad más que efectiva en el largo plazo, dado que se espera un incremento sustancial de la facturación a medida que el virus remita su incidencia. 

Fluctuación de valores

Cabeza fría en momentos de sangre caliente

Un sinfín de variables a estudiar. La experiencia como inversor no la lograrás de la noche a la mañana. Invertir en Bolsa es sinónimo de dedicación y paciencia, por lo que te recomendamos una formación intensiva aplicada a este universo tan complejo.

Empezar la casa por el tejado afectará sustancialmente a nuestro bolsillo. Puedes practicar con simuladores bursátiles como NinjaTrader, y saca el inversor que llevas dentro creando tus propios paneles.

Puedes leer más artículos del blog de Iberaval en este enlace.