ANALIZAMOS TODAS LAS CIRCUNSTANCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES QUE PUEDEN CONDICIONAR ESTE EJERCICIO

¿Será 2021 el año más difícil de nuestras vidas? Hoy vamos a tratar de responder a esa pregunta de compleja respuesta…

Uno de los mensajes que seguramente usted recibió en su teléfono móvil, allá por marzo de 2020, decía esto: “A nuestros abuelos les pidieron ir a la guerra y a nosotros tan sólo estar en casa; no es ningún drama”. Eran los primeros compases de una crisis sanitaria que luego ha derivado en una recesión económica de tales dimensiones que la mayor parte de la población no había vivido en sus propias carnes previamente -el precedente más claro puede ser la guerra civil (1936-1939) y la consiguiente posguerra (1939-1959)-, y cuyos efectos todavía no hemos acabado de visualizar.

El impacto estimado en España tiene forma de recesión, la mayor en tiempos de paz, al registrarse una caída del Producto Interior Bruto del 11 por ciento, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). O el retroceso referido al empleo, con la pérdida de 360.000 puestos de trabajo, que situaron a nuestro país en el umbral nuevamente de los 4 millones de parados.

Sin contar con el desbarajuste que esto ha supuesto para las arcas del Estado y el impacto en la deuda pública.

Aviso de avería. Sigmun Tn

Una realidad condicionada

Todo ello -seguimos con las malas noticias- teniendo en cuenta que el sentido común dictamina que hay circunstancias que pueden agravar esta realidad, en cierta manera ficticia, como son la finalización de las moratorias en ciertos préstamos respaldados por el Estado u otras administraciones, o el fin de los ERTEs en numerosas empresas.

Lo cierto es que, no hemos vivido una guerra, pero la pandemia ha caído como una auténtica bomba para las economías y, en el caso de España, con una virulencia tal que ha destrozado millones de sueños, empresas y proyectos.

En un contexto en el que las automatizaciones, la robotización, la inteligencia artificial, la convergencia y los datos están ganando terreno a metodologías más tradicionales -y, en muchos casos, anquilosadas- de funcionamiento en las empresas y los negocios, parece claro que los tiempos que corren requieren de un reciclaje por parte de todos. No un reseteo, porque los aprendizajes previos cimentan los futuros.

síntomas de agotamiento

Pero sí parece clave una sacudida general para relanzar una economía que ya arrastraba síntomas de agotamiento, y que, tras este zarpazo, requiere de coser muchas costuras, pero sobre todo de contar con nuevos paños.

Empezando por las administraciones, por las instituciones que en muchas ocasiones rigen sus decisiones por cuestiones que van más allá de la practicidad y la eficiencia.

Si bien, noticias -ésta sí es positiva- como la inyección de fondos europeos dirigidos a impulsar esos conceptos que son la resiliencia y la digitalización, pueden contribuir a derribar muros que perduraban y que parecían infranqueables.

Crisis. Markus Winkler

LIQUIDEZ, LIQUIDEZ, LIQUIDEZ…

También por buscar liquidez hasta debajo de las piedras, porque eso va a permitir a muchas empresas salvar su futuro.

Ahí entran en juego las entidades financieras que, según dicta el sentido común, cada vez serán más restrictivas en la concesión de financiación.

La solución pasa, igualmente, por las sociedades de garantía, como Iberaval, que abaratan costes, facilitan moratorias y amplían plazos.

Son éstas unas instituciones supervisadas por el Banco de España y que cuentan con el respaldo de la Compañía Española de Reafianzamiento (CERSA), dependiente del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.

En el caso de Iberaval, a ese respaldo se suma el de la Junta de Castilla y León, a través del Instituto para la Competitividad Empresarial (ICE) y el Gobierno de La Rioja, a partir de la Agencia de Desarrollo Económico (ADER)

La vacuna contra el COVID-19

De igual manera, el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) dispone de dos instrumentos financieros -Crecimiento e I+D+i- con los que igualmente apoya a las pymes a obtener financiación, a partir de la SGR de origen castellano y leonés.

¿Y entonces, será 2021 el año más difícil de nuestras vidas?

El contexto económico no es el más optimista, pero sí es cierto que tenemos a nuestra disposición más soluciones que nunca.

Europa demanda soluciones y medidas que en España se llevan aplazando durante mucho tiempo en cuanto a fiscalidad o a nuestro sistema de pensiones… ¿Será tal vez 2021 el año en el que más tengamos en mente a Europa?

Todo esto tendrá incidencia evidente y directa en nuestras vidas, pero esa inyección de fondos europeos tiene que ofrecernos una segunda lectura: no estamos solos. Ni como país, ni como personas. En nuestra mano está plantar cara a la crisis y superarla de la mejor manera posible.