
Raúl Ordóñez y Félix Moracho: inteligencia artificial y arraigo rural para repensar la economía
El Influencer del año 2025 y el propietario de Huercasa nos detallan en sendas entrevistas cómo la IA y la innovación pueden abrir puertas a las empresas
El divulgador tecnológico, premiado como Influencer del Año 2025, Raúl Ordóñez, abre esta nueva temporada de Compromiso Iberaval. Y lo hace reivindicando la IA como herramienta de transformación para pymes y autónomos. Su visión enlaza con modelos consolidados como el de Félix Moracho en Huercasa, que desde la innovación rural impulsa sostenibilidad, empleo y proyección internacional. Ambos ejemplos, distintos pero convergentes, representan el tipo de liderazgo que Iberaval apoya y promueve en el territorio.
La revolución tecnológica que representa la inteligencia artificial (IA) generativa ha entrado ya en la agenda cotidiana de empresas, profesionales y administraciones públicas. Frente a la incertidumbre que genera, empiezan a destacar voces que apuestan por una visión integradora, crítica y esperanzadora. Una de ellas es la de Raúl Ordóñez, divulgador digital con más de dos millones de seguidores, formador de más de 3.000 profesionales, asesor hasta la fecha de más de 200 empresas, y recién nombrado Influencer del Año 2025 por Business Insider España.
Este experto en innovación tecnológica prefiere alejarse de la etiqueta que lo define. «No me considero influencer. Esa palabra está desgastada. Yo intento enseñar, ayudar a entender la tecnología y facilitar su uso», afirma con firmeza.
FRENTE AL RUIDO, SOLUCIONES
En un entorno sobrecargado de ruido digital, Ordóñez apuesta por una divulgación clara, útil y con rigor. Desde su plataforma raulordonez.com, comparte contenidos didácticos, impulsa procesos de transformación digital y forma a profesionales de todos los sectores. Su lema es sencillo pero ambicioso: hacer la tecnología comprensible para todos.

La inteligencia artificial es su principal foco de trabajo. Asegura que no estamos ante una herramienta más, sino ante un cambio de era: «La IA generativa puede multiplicar la productividad de cualquier negocio. Especialmente el de los autónomos y pymes, que ahora tienen acceso a recursos antes reservados a grandes corporaciones».
Sin embargo, advierte de los riesgos: alucinaciones en los modelos, amenazas a la privacidad o uso sin control. Por eso insiste en que el conocimiento técnico debe ir acompañado de criterio humano: «La IA no sustituye, complementa. Pero hay que saber usarla, establecer límites y acompañarla con supervisión profesional».
FORMAR, ADAPTAR, APROVECHAR
Ordóñez insiste en que muchas empresas están todavía lejos de aprovechar todo el potencial de estas herramientas. «Existe un desconcierto lógico. La tecnología evoluciona muy rápido y no siempre se sabe por dónde empezar», afirma. Por eso, aboga por que las organizaciones fomenten la capacitación interna. «Es mejor formar a los empleados en IA que ignorar que ya la están utilizando por su cuenta. Eso evitará errores y aumentará la productividad».
Su propuesta para empresas de todos los tamaños se apoya en tres pilares: contenidos útiles, presencia regular en entornos digitales, y lenguaje accesible. «No se trata de ser el primero en contar algo, sino de hacerlo bien. Si alguien reenvía un contenido, es que le ha aportado valor».
Más allá de las herramientas, Ordóñez defiende un cambio cultural en torno a la formación continua. «En esta década, una de las habilidades más valiosas será la capacidad de aprender. Hoy cualquier persona puede tener un tutor personalizado con IA. Lo importante es mantener la curiosidad», señala.
EN FAVOR DE LAS PYMES
Su trabajo tiene también una fuerte dimensión social. Reivindica el papel de la tecnología como herramienta democratizadora, capaz de igualar oportunidades en mercados cada vez más exigentes. Y pone el acento en los pequeños negocios: «Las pymes son quienes más pueden beneficiarse si incorporan estos recursos de forma ordenada. Pueden automatizar procesos, mejorar su visibilidad y competir con estructuras más grandes».

A cientos de kilómetros del universo digital de Raúl Ordóñez, otro líder empresarial, Félix Moracho, encarna una transformación de naturaleza distinta, pero igualmente ambiciosa. Desde hace 46 años, este emprendedor con raíces en la Vega Segoviana lidera Huercasa, una empresa agroalimentaria que ha logrado combinar sostenibilidad, tecnología y empleo rural, hasta convertirse en referente europeo en productos vegetales de cuarta gama.
EL ARRAIGO COMO MOTOR
Huercasa exporta cerca del 90 por ciento de su producción a mercados tan exigentes como Estados Unidos, Canadá o Alemania, con un catálogo de más de mil referencias, entre las que destacan el maíz dulce -líder en Europa-, la remolacha roja, el boniato y distintas legumbres listas para consumir. Lo ha hecho apostando por la innovación continua en envases y procesos de conservación, con el objetivo de reducir la merma y facilitar la vida al consumidor. «Nuestro producto apenas genera desperdicio, lo que también reduce los costes logísticos y aumenta la sostenibilidad», explica Moracho.
Pero su impacto va más allá de lo industrial. Con más de 200 empleados fijos y hasta 300 contrataciones estacionales por campaña, Huercasa se ha consolidado como uno de los principales motores de empleo en el medio rural. «Hay que crear trabajo de calidad en las zonas donde operamos. Apostamos por el territorio, no por casualidad, sino por convicción», afirma el empresario, que además es consejero de Iberaval y colabora activamente con escuelas de negocio.
Su compromiso con el entorno se traduce también en el ámbito cultural. Desde hace una década, Huercasa organiza el Huercasa Country Festival en Riaza, una cita que atrae a cientos de visitantes y dinamiza económicamente la comarca. «La música country encaja con nuestros valores: innovación, raíces, cultura del maíz», defiende Moracho.
FINANCIACIÓN PARA TRANSFORMAR
Tanto Raúl Ordóñez como Félix Moracho representan dos formas complementarias de impulsar el desarrollo: una desde la digitalización y la formación tecnológica; la otra, desde la sostenibilidad, el empleo rural y el arraigo. Ambas tienen en común el foco en las personas, la innovación como motor de crecimiento, y la convicción de que la economía se transforma desde abajo, desde lo concreto y lo útil.
La experiencia de Raúl Ordóñez, impulsando la digitalización responsable, y la de Félix Moracho, innovando desde el campo, comparten un mensaje claro: el futuro no se improvisa. Se construye con estrategia, con herramientas útiles, con raíces sólidas y con financiación adecuada.
Iberaval, como aliado financiero de miles de proyectos, contribuye a esa tarea. Porque transformar la economía es mucho más que una cuestión de tecnología o de volumen. Es, sobre todo, una cuestión de propósito. Y de compromiso con quienes deciden emprender, crecer y mejorar su entorno.