Crecer o desaparecer: la industria agroalimentaria de Castilla y León debate su futuro en Burgos, bajo el impulso de Vitartis
El director general de Iberaval, Pedro Pisonero, y el viceconsejero de Economía de la Junta de Castilla y León, Carlos Martín Tobalina, reclaman audacia y proponen opciones en una jornada que reunió a referentes empresariales del sector
La dimensión empresarial, el acceso a financiación y la simplificación administrativa centraron la Jornada, celebrada en Burgos
Castilla y León alberga uno de los sectores agroalimentarios más sólidos de España, que genera más de 55.000 empleos y supone más del 5% del total regional. Pero ese músculo económico se enfrenta a un dilema crucial: ¿cómo seguir creciendo en un entorno cada vez más competitivo y burocratizado? Bajo el título El reto de crecer, la asociación Vitartis ha organizado en el NH Collection Palacio de Burgos una jornada para analizar este desafío, en la que participaron una treintena de representantes empresariales, financieros e institucionales.
El evento se ha estructurado en torno a dos mesas redondas y ha concluido con la intervención del viceconsejero de Economía y Competitividad, Carlos Martín Tobalina. Pero ha sido Pedro Pisonero, director general de Iberaval, quien ha agitado el avispero recordado aquello de «O comemos o nos comen», ha afirmado, en clara alusión al peligro de la parálisis y la autolimitación que, a su juicio, siguen lastrando al tejido productivo de la región.
UNA JORNADA PARA AGITAR EL CONFORMISMO
En su intervención inicial, Ricardo Rodríguez, vicepresidente de Vitartis y director general de Europe Snacks España, ha contextualizado el encuentro: la industria agroalimentaria no sólo es una fuente de empleo clave, sino un anclaje fundamental frente al reto de la despoblación. Sin embargo, recordó que el tamaño medio de las empresas de Castilla y León es significativamente inferior al del conjunto de España. Esto repercute, ha dicho, en la capacidad de competir, de exportar y de sostener estructuras complejas.
Rodríguez propuso una estrategia de fortalecimiento basada en siete ejes: dimensión empresarial, talento, sostenibilidad, inversión, acceso a mercados, infraestructuras y entorno normativo. «La financiación es clave para que las empresas accedan a los recursos que necesitan.
Debe ser proactiva, accesible y más diversificada», ha apuntado. También participaron en esta primera parte José Antonio Benavides (Cajamar) y José Luis Zurro (Garrigues), quien ha señalado que el tamaño es determinante para la inversión, y que tras la pandemia se ha acelerado la necesidad de integración y crecimiento empresarial.
CRECER NO ES OPCIONAL
Moderada por César Herreras, socio de Garrigues, la primera mesa redonda ha abordado la dimensión empresarial como factor competitivo.
Beatriz Rodero (Bodegas Rodero) ha denunciado la duplicación de trámites entre administraciones, que obliga a enviar la misma información a la Junta, al Consejo Regulador y al Gobierno central. «Triplicamos el trabajo sin necesidad», ha lamentado.
Su apuesta, ha añadido, es vender menos botellas, pero con mayor valor añadido. José Muñoz (Grupo Alimentario Copese) ha sido contundente al afirmar que en Castilla y León una empresa que factura 50 millones ya se considera grande. Ha alertado, además, de la falta de potencia eléctrica en algunos polígonos industriales, con parcelas vendidas que no pueden operar a pleno rendimiento.
Desde Pistacyl, su presidente Alfredo Pérez ha denunciado que «no se apoya el crecimiento, se apoya la miniatura». Pérez ha criticado que la legislación castiga más al empresario que quiere consolidarse que al que improvisa. Luis Manuel García (Grupo Entrepinares), por su parte, ha abordado dos aspectos clave: la burocracia y el talento.
TRABAJAR PARA LA ADMINISTRACIÓN
En ese punto, ha criticado que la administración genera una carga tan grande que a veces parece que uno trabaja más para ella que para su propia empresa.
También ha señalado que la dificultad para encontrar transportistas y mano de obra en el medio rural, lo que amenaza la sostenibilidad social de muchas explotaciones. En este contexto, la inteligencia artificial se abre paso.
García no la ve como una amenaza, sino como una oportunidad. «Otras revoluciones tecnológicas eliminaron puestos de trabajo, pero crearon otros nuevos. Esta no será diferente», ha concluido.
FINANCIACIÓN SIN EXCUSAS
La segunda mesa, moderada por Miguel Ángel López (Garrigues), ha girado en torno a la financiación del crecimiento. Pedro Pisonero ha empleado un discurso claro, sin concesiones al inmovilismo: «No hay ningún tipo de actividad que no se financie (por Iberaval). Lo que falta son solicitudes».
José Antonio Guerrero (Cajamar) ha subrayado el papel catalizador del sistema financiero. «El crecimiento inorgánico genera un efecto exponencial», dijo. También insistió en que los modelos actuales analizan más de 1.000 variables por empresa para anticipar su comportamiento futuro. «Estamos en un mundo de big data, y la financiación no puede ser un límite para el empresario».
AUDACIA E INTELIGENCIA VS. TEMERIDAD
La clausura de la jornada ha corrido a cargo del viceconsejero de Economía y Competitividad de la Junta de Castilla y León, Carlos Martín Tobalina. Su intervención ha sido una radiografía descarnada pero certera del entorno económico.
Al respecto, ha reconocido que la industria agroalimentaria es la segunda más importante en Castilla y León, y la primera en empleo si se suma al sector primario. «Es un buen momento para crecer, pero el crecimiento orgánico está perdiendo atractivo frente al inorgánico», ha afirmado.
Según Tobalina, entre la valentía de los que deciden crecer y la temeridad de quienes lo hacen sin estrategia hay una línea muy fina. El viceconsejero ha animado a empresarios y directivos a optar por la «audacia inteligente», adaptada a la idiosincrasia del empresario de Castilla y León, «conservador y ahorrador».
Al respecto, ha advertido sobre un falso relato de que la inflación se está reduciendo: «Es mucho mayor de lo que dicen, y está dañando márgenes y competitividad». A ello ha añadido otros riesgos: precios energéticos altos, escaso impacto de la PAC por el desvío de fondos europeos a defensa, exceso de deuda pública y competencia desleal de países como Marruecos o Ucrania.
No obstante, también ha dejado un mensaje optimista: el producto de Castilla y León es bien valorado fuera, el turismo se ha desestacionalizado, hay más inmigración —«que es necesaria para sostener servicios y producción»—, y el sector ha crecido más del 10% en facturación en los últimos años. Ha pedido mayor inversión en innovación —apenas ha subido un 5% en tres años— y ha animado a utilizar recursos públicos como los que ofrece Iberaval. «Son vuestros impuestos», ha recordado.
HOJA DE RUTA CON NOMBRES PROPIOS
La jornada no sólo ha ofrecido una panorámica precisa del estado del sector, sino también una llamada a la acción. Desde Iberaval, Pedro Pisonero instó a abandonar el inmovilismo con datos en la mano: el 85 por ciento de los proyectos de capital riesgo que respaldan funcionan con éxito. Desde la Junta, Carlos Martín Tobalina ha alertado de los riesgos estructurales, pero también tendió la mano a los empresarios.
El diagnóstico ha sido compartido: el agroalimentario es un sector clave para el desarrollo económico y social de Castilla y León. Pero necesita crecer. Y para crecer, hace falta decisión, financiación y una revisión del entorno normativo. La pregunta que ha quedado flotando en el ambiente es si los empresarios serán capaces de transformar esa necesidad en acción. Porque, como ha apuntado Pisonero, «si no lo hacemos nosotros, otros lo harán». Y en un mercado global, quedarse quieto no es una opción.
