En los últimos años, el modelo de trabajo conocido como “economía gig” ha transformado la manera en que las pequeñas empresas crecen
La llave para comprender cómo funciona la economía gig, en nuestro blog.
Este fenómeno —esencialmente caracterizado por trabajos temporales, autónomos o por encargo— ha generado grandes cambios. En este contexto, la economía gig en las pequeñas empresas surge como un binomio con un enorme potencial: por un lado las empresas de menor tamaño, y por otro, el talento flexible y especializado que trabaja bajo demanda.
¿Qué entendemos por economía gig y por qué interesa a las pymes?
La economía gig se define como aquella que conecta trabajadores independientes con empresas o clientes a través de plataformas digitales para tareas de carácter temporal o puntual. Los trabajadores “gig” pueden elegir cuándo y cómo trabajar, y las empresas pueden contratar por proyecto sin asumir todas las obligaciones de un empleado fijo. En este sentido, para una pequeña empresa la colaboración bajo este esquema representa una oportunidad de acceso a talento sin compromiso prolongado.
Cuando hablamos de economía gig estamos refiriéndonos precisamente a esa sinergia: cómo las empresas de menor escala adoptan el trabajo por encargo, y cómo éste les permite adaptarse al mercado.
Ventajas para las pequeñas empresas
Una de las principales ventajas de aplicar el modelo de la economía gig en el ámbito de las pequeñas empresas es la reducción de costes operativos. Las pymes pueden contratar freelancers o profesionales externos sólo cuando lo necesitan, evitando los costes fijos de salarios y beneficios tradicionales. Este hecho es documentado por múltiples fuentes: contratar mediante economía gig permite “minimizar costes y gastos” para la empresa.
Asimismo, la economía gig brinda agilidad para reaccionar ante las demandas del mercado: una empresa pequeña puede incorporar rápidamente un profesional externo para un proyecto concreto, sin necesidad de largo proceso de selección o de contratación permanente. De este modo, la economía gig se convierte en una herramienta eficaz para mantener competitividad.
También favorece la especialización: en lugar de contar con un empleado que debe cubrir un amplio abanico de tareas, la pequeña empresa puede contratar especialistas puntuales —por ejemplo un diseñador web freelance, un experto en redes sociales o un contable externo— para tareas concretas. Así, la economía gig para las pequeñas empresas absorbe una ventaja clave: acceso a talento de alta calidad de forma flexible.
Impactos estratégicos para las pequeñas empresas
Mayor acceso a talento global y nuevos modelos
La digitalización ha permitido que las pequeñas empresas accedan a profesionales de cualquier parte del mundo gracias a plataformas de contratación online. Esta apertura global potencia que una pyme local pueda contratar especialistas en marketing digital, diseño gráfico o desarrollo web sin depender únicamente de su entorno geográfico.
Además, esta colaboración puntual promueve la innovación: al trabajar con freelancers que pueden traer nuevas ideas, tendencias o enfoques distintos, las pymes logran actualizarse más rápido. Cuando esta combinación ocurre, es evidente que la economía gig no solo optimiza recursos, sino también mejora la capacidad de evolucionar de las pequeñas empresas.
Descentralización y especialización operativa
Otra consecuencia relevante es la descentralización del trabajo dentro de la pequeña empresa. Mientras que antes una pyme debía contar con un equipo interno para diversas funciones, hoy puede externalizar tareas específicas a profesionales independientes. Eso significa que pueden mantener un equipo básico interno para lo esencial, y contratar puntualmente lo que requieran. En este escenario, la economía gig contribuye a un modelo operativo más ágil, especializado y eficiente en costes.
Recomendaciones para aprovechar la economía gig en las pequeñas empresas
Para gestionar bien la relación entre economía gig y pequeñas empresas, conviene seguir algunas recomendaciones:
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Definir con claridad los objetivos, entregables, plazos y pagos de cada colaboración: una buena orientación reduce errores.
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Escoger plataformas y profesionales con revisiones, referencias o experiencia adecuada, para asegurar calidad.
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Mantener una buena comunicación, establecer hitos y supervisar entregables.
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Considerar aspectos legales, fiscales y de seguridad: asegurar que los contratos sean adecuados, que la empresa entienda obligaciones, y que los freelancers estén correctamente clasificados.
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Fomentar relaciones de largo plazo con los colaboradores que funcionan bien: así, la empresa puede generar un “equipo extendido” de confianza y recurrencia.
